En "El contemplado", el autor medita acerca de su difíícil situación de exiliado y de la soledad que le invade, eje central de sus versos y vínculo con el libro anterior. Tras su etapa de plenitud con una trilogía de tema amoroso —que supondrá su reconocimiento como poeta en España ("La voz a ti debida", 1933; "Razón de amor", 1936 y "Largo lamento", 1937-1938?)—, el autor recupera la paz consigo mismo y su apuesta por la vida. De hecho, los versos de 1938 ya reflejan la serenidad del sujeto lírico tras superar la pérdida de la compañera y vislumbrar un nuevo horizonte. Así se explica el paso del tono elegíaco de "Largo lamento" al exultante de "El contemplado".
En "El contemplado", el autor medita acerca de su difíícil situación de exiliado y de la soledad que le invade, eje central de sus versos y vínculo con el libro anterior. Tras su etapa de plenitud con una trilogía de tema amoroso —que supondrá su reconocimiento como poeta en España ("La voz a ti debida", 1933; "Razón de amor", 1936 y "Largo lamento", 1937-1938?)—, el autor recupera la paz consigo mismo y su apuesta por la vida. De hecho, los versos de 1938 ya reflejan la serenidad del sujeto lírico tras superar la pérdida de la compañera y vislumbrar un nuevo horizonte. Así se explica el paso del tono elegíaco de "Largo lamento" al exultante de "El contemplado".